Gracias

Y yo que creía
que a cierta edad
ya no se piensa
    ya no se extraña
         ya no se siente.

Gracias por enseñarme
a tus noventa y cuatro
con el beso del adiós
sobre el amor
       sobre la vida
              sobre la muerte.

La promesa

Te prometí
hace años
sin siquiera conocerte
los mejores versos.

Los guardé
celosamente
noche a noche
sabiendo que algún día
traerías a mí
tu verdad de ojos achinados
tu joven y blanca sonrisa
y yo
con todo por ganar
sabiéndome perdido
recogería
las flores desparramadas de tus sueños
para poder conquistarte.

Como un búho
aguardo
detrás del verano
con preguntas que
sólo tu
puedes contestar.