Conversación con Carmen

Martes 20 de Julio, en el living. Palma de Mallorca.


Hoy, mientras tanto, es el día del amigo - le explico a Carmen que me mira extrañada.

Qué día es ese? Uds los argentinos festejan cualquier cosa con tal de no currar, eh - me contesta entre risas, pitando una vez más su tabaco.

Hoy – le explico entusiasmado - en mi país se juntan todos, los más chicos van a la tarde a la plaza con una pelota, los más grandes, esas amistades de 50 años, se juntan por la noche y salen a comer afuera y tenés que reservar antes, eh porque las calles son un mar de gente y todo está lleno como un año nuevo. Y nosotros, quiero decir, mis amigos – la miro fijo a los ojos para que logre comprenderme – ya estaríamos juntados con los pibes, cortando un salamín y abriendo una birrita, entendés?

Pero, a ver…vale…eso es como todos los sábados, no? – pregunta la galleguita, intentando entender.

No, no, no necesariamente, es un día especial…no sé cuál es el rollo…si fue por la llegada a la luna o porque un cristiano empezó a escribirle cartas a todo el mundo pero lo que hace en nosotros es recordarnos…eso! nos recuerda.

Os recuerda qué? – indaga Carmen dejando caer en el cenicero lo último que quedaba del cigarro.

Nos recuerda que tenemos amigos, que están acá y que son nuestros amigos. El 20 de julio te acordás de todo, de que te fuiste por primera vez solo de vacaciones a la costa con ellos y de alguna historia estupidísima pero muy cómica y de los años que hace que se conocen o te acordás de lo poquito que hace que lo conocés y lo mucho que lo querés. También, ponele, te acordás del viaje a Bariloche, de un millón de leches, convertidas en mate con el paso del tiempo, que después fueron cervezas convertidas en vino con el paso del tiempo, de hasta alguna pelea y quizás siempre te acordás de una noche perdida, sin fecha, sin año, ni estación, donde un amigo te dijo algo que él, seguuuro, que no se acuerda porque, claro, los amigos están para complementarse, mejor dicho, para completarse.

Cómo? - me interroga carmencita y pasa de sentarse a acostarse en el sillón.

Claro - contesto acostado en el sillón de enfrente - los amigos completan tu persona, llenan esos vacíos que vos tenés. Por ejemplo, algunos llenan lo que te falta de humor, otros de buen comportamiento, otros de poesía, otros de reflexión. Como verás, no hay uno más importante que otro, son todos distintos y todos te dan algo que necesitás.

La cara extrañada de Carmen me descoloca. Algo más que una mesa en el medio nos separa. Tienen otra idea de los amigos aquí.

Ayy Carmen, cerrá los ojitos, sí? Imaginate tu vida como un piso de cerámica bieeen grande, con los cerámicos muyyy brillosos y limpios, te lo imaginás??

se – me responde con buena y mala gana.

Bueno - me explayo mirando al techo- tu vida es eso y sobre él, un rompecabezas casi tan grande como ese piso. Entonces ahora, nena, que están todas las fichas desordenadas y son tantas que hasta forman una montaña, elegís una, la que quieras y esa sos vos y podés empezar y ponerla donde más te guste, en el centro, en una punta, en la otra. La imagen final es el cuadro de tu vida, el dibujo más hermoso de todos, el dibujo de tu vida, Carmencita! y claro, allí aparecen tus amigos, está aquel…el de la primaria que no sabés cómo la pasás tan bien cuando lo ves y tampoco sabés cómo no se ven más seguido, bueno, ese es la ficha que forma la copa del árbol que está a un costado, lo ves? y también está aquel que aparece de imprevisto cuando tenías formado el cielo bien oscuro de la noche pero que le faltaba una ficha por allá arriba a la derecha y buscando entre tantas, te pareció que esa quedaría bien y…sí, era la luna que te faltaba, trajo la luz a tu dibujo! Bueno, eso es un amigo, un pequeño cuadradito de cartón con cuatro puntitas redondas...

Carmen entrecerraba los ojos, como sospechando de mí.

Vos ya fumaste hoy? – consulta riéndose sin querer reírse.

Esos cuadraditos, Carmen, me están faltando ahora, comprendés? – sigo hablando, aunque Carmen me escuche o no- porque cuando se abre la ventana y sopla el viento fuerte, se te puede volar todo el puzzle y sólo quedarían las fichas bien enganchadas, las que encajaron de verdad y no sé, yo nunca tuve tanta fuerza Carmen, mirá si…

Si tu te vuelas…? de fumar, tío!! – y se ríe y yo rio para olvidar mi pequeña angustia.
Pero Nacho,- continua - a tus fichas no hay viento, huracán, ni tornado que las pueda volar porque ahora mismo veo cómo la estás sujetando. Lo que tu hicisteis es agrandar el rompecabezas! sumar otra caja de fichas tan grande como la que teníais y pues…joder…ahora tienes que seguir encajándolas y continuar dibujando!

Carmencita me tranquilizó bastante, armó otro cigarro y se fue.


Me fui de La Plata sabiendo que ninguna persona es imprescindible en la vida de nadie.

Puedo vivir sin vos…ya sé...pero no quiero!

Qué loco que en el día del amigo, a mí me de por llamarte hermano...


Feliz día!

2 comentarios:

me parece que...