Viajera que recorres

Viajera que recorres,
tienes el mundo en el bolsillo
igual que a mí
y ahora todo es un pañuelo
para secar tus lágrimas
de esos ojos
que no paran de mirar.

Y vas de aeropuertos
en catedrales
de museos
       en capitales
de nostalgias
      en nuevas señales
asombrada,
         temerosa,
                  inquieta.

Viajera que recorres,
te colaste en el último bostezo
de mi madrugada
y tu recuerdo impaciente
me mide
       y me define.

Búscame en el Louvre
pues allí estaré contigo
abrázame en Venezia
que yo también lo haré
y abrígame en Londres
             amor,
abrígame.

Viajera que recorres
no olvides nunca los lugares
donde has sido feliz
y vuelve sin temores
nuevamente cruza el océano de mi pecho
hasta pisar la tierra firme de mi boca
contempla otra vez
las ruinas de mi mirada
y quédate
          sin visa
en mis manos
         enamorada.

Entiendo que no entiendas
mi amor
pero no dudes de que existe.

Viajera que recorres,
si entrecierro los ojos
puedo verte ya llegar
con los brazos extendidos
como alas de un avión
aterrizando sin escalas
directo en mi corazón.

Francesca

Qué ganas de llamarte
                   Francesca,
y contarte cómo va todo
                     por acá.

Y también escuchar
               tu voz
tan latina
       y amistosa.

Cómo te quise
         una noche, amor
cómo te quise.

Ahora
bajo este manto estrellado
necesito de tu madrugada
de tu Guero
de tu nariz grande
            y llamativa.

Extraño tus ganas
         de extraños
tu hospitalidad
      y sexo rápido
esa forma de encender la noche
como a un cigarrillo
la manera extraña que tenés
de amar al portugués.

Qué ganas de llamarte,
                     Francesca
oír del otro lado del teléfono
tu sonrisa
        y figurarla cerca mío
jugarnos y hablarte
            de vez en cuando
de lo sucio de la cabina
     de lo pesado y grande
y azul
del tubo del teléfono
          y de lo mal que huele todo.

Imagino las voces cansadas
nocturnas
buscando reparo
             la una
en la otra
con italianas palabras de amor.

Qué ganas de llamarte,
              Francesca
y lo habría hecho
de no haber perdido
tu móvil.

Andarás por la ciudad


Andarás por la ciudad
regalando besos en la noche
o sonriendo cómplicemente
sacando o saliendo
de la rutina y el desamor.
Andarás errática
en fiestas con lluvia
esperando el o mi saludo
que te invite a vivir
3 años
junto a otros labios.

Andaré aquí
con el corazón roto
escuchando alguna triste canción de amor.

Poema sobre un cuerpo


Puedo comprenderlo.
Que no seas vos
la que calme mi paranoia
destruya mis miedos
que no seas vos la que me llame
esta noche y
entiendo,
que estés por ahí
en tu Norte
perdiéndote.

También sé
que no es que
no estés para mí
sino que tampoco
para los soles de abril
ni los escalones de la escalera
ni para la adolescencia
faltante y hurtada
tan de vos.

Fuiste el mar sin olas
las horas del reloj
que atrasan
mi deseo de verte
al caer las noches.
Todas las noches.
También sé
que estás allá
y yo acá
un poco
porque así son las cosas
y un poco
porque así las quisiste.

Recuerda que siempre
el cauce llega al río
o es al revés?

Dónde está la poesía
si no te nombro?

Este verano
tu cuerpo fue el papel
donde escribí los versos
más largos
más profundos
que pude haber escrito jamás.

En tus ojos puse el título
en tu boca, los te quiero.
En tu pecho, Sydney
escribí las más lindas metáforas
a tu panza la manché
y en tu sexo
amor
en tu sexo
qué fue lo que pasó?

Aves de paso


Cuánto me das
dándome tan poco,
no quieres gloria
ni cartas
ni obituarios
no quieres
que te recuerde
no quieres palabras viejas
momentos fantasmas
no te propones
quedarte en mi memoria
y por esa misma razón
te quedas
haciendo todo
para no molestar
brindándote por completo
pero sólo por un rato.
A ti,
ave de paso,
hoy Justine
y Marylin y Jimena
son
Francesca,
              Lucianita
y Soledad.

Milano


Por qué no estás acá?
no ves
que te necesito cerquita
mañana parto hacia venezia
y no me da la gana ir sin vos.

Si ayer nomás
estabas tan linda y enamorada
y me hablabas de eternidad.
Ahora paso cada día
esperando
que un rayo de sol te traiga
o quizás una ola
o por fin mis labios.

Esta noche,
en este cuarto de hotel
solitario y oscuro
recuerdo cómo te gustaba
formar una T con nuestros cuerpos
y apoyaba o apoyabas
mi cabeza
o la tuya
en tu panza
o en la mía
de manera perpendicular a nuestros ejes.

Nos amábamos
como los días
sabiendo que empezábamos
y que terminábamos
y que volvíamos a empezar.

Amor mío, por favor,
escucha esta súplica
vuelve
siempre creí
en todas tus promesas
y ahora
tan extranjero
y perdido
tan abandonado
y cansado de esta soledad
mal hablada.

Ten la seguridad
que hora tras hora tras hora
en venezia
pensaré en ti
y en nadie más que en ti.

El angel que cuidó mi pelo


Quién te puso allí
jugando con tu Guero
a la 1 de la madrugada
de Milán
con tus sucias ropas
tus despeinados cabellos
y tu contagiosa sonrisa.

Quién te puso allí?

Milán
nocturna y anaranjada
y tu
en los pies de la stazione
me señalaste
     me elegiste
     a mí
como tu semillita de árbol
que hay que regar
y hablarle
y cuidarla.

Virgen de los perdidos
esa eres tu
Santa Patrona
de los errantes
de los desesperados
de los viajeros eternos.

El angel que cuidó mi pelo
se llamaba Francesca
mis plegarias hoy
son todas hacia ti.

Pollo al wok


Cuando manda la comanda
ella enciende la hornalla
y sonríe.

Mientras prepara el arcoíris
de verduras
      sobre el sartén
calcula los tiempos
                           y sus amores.

El triste mozito
irrumpe en su cocina
de azulejos
                   y de lejos
le tiende una mirada
que le pide permiso.

El triste mozito
tiene los pies hinchados
              de tanto andar
las manos cansadas
               de tanto cargar
el corazón herido
           de tanto sentir…
pero encuentra en ella
               su cocinera,
                      su artista
el descanso que necesitan
sus pies,
          sus manos,
                   su corazón.

Ella le entrega,
                     puntualmente,
la comanda.
Él le entregó,
                hace rato, 
su corazón.

Insomnio


Me despierto repentinamente,
asustado, con calor.
Acabo de tener un sueño terrible,
que no recuerdo
pero sí sé, que estabas ahí.
Abro los ojos y veo la oscuridad,
el cuarto, casi todo negro,
es atravesado por un dejo de luz
que entra por las hendijas de la ventana.

Reconozco las sábanas desordenadas,
el acolchado en el piso,
la frazada perdida.
Ahora entrecierro los ojos, producto del cansancio.
Se me hace imposible acertar la hora,
podrían ser las dos como las cinco
y de todas formas, sería lo mismo.

Mientras pienso en vos,
y en la premonición de mi sueño,
distingo los sonidos de la casa.
La oscuridad, silenciosa y compañera,
me ayuda en esta tarea.
Lo único que percibo es el sonido del agua
que corre por algún lugar cercano,
siento que atraviesan, tras las paredes,
enormes ríos,
oigo claramente cómo el agua choca con las rocas
e imagino las orillas a cada lado
y esto me da la paz que necesito.

Abro de nuevo los ojos,
la madrugada sigue oscura y misteriosa
pero ya puedo individualizar objetos,
los muebles, la biblioteca…
Cuántos textos se han escrito
por y para vos.
Pobre aquellos que no puedan expresar
lo que deja el desamor.

Si la madrugada es poesía en sí misma
entonces ahora comprendo el sentido
de este insomnio diario.
Te sueño, te extraño, te escribo
y vuelvo a soñarte y a extrañarte y a escribirte.

El olvido no es otra cosa
que un tiempo
entre el pasado y el presente,
el tiempo en donde el corazón
no sabe dónde está
pero sí a donde quisiera ir.

Me despierto repentinamente,
asustado, con calor...
Ya es hora
                    que vos también,
despiertes de una vez.