Castigado de por vida
en penitencia vaya a saber uno de qué
en un rincón de este año
te encontré.
Me elegiste a mí
y creí saberlo bien,
con dos o tres historias
te metiste en mis bolsillos
para nunca más salir.
En un rincón de este año
así de pequeño como mi ilusión
así de grande como mi soledad
perpetuaste mi nombre
tallado en madera
colgado en mi corazón
de tu mano, amor.
Y así pasaron
las horas
los días,
los meses,
consejera
de mis defectos
sé que me amaste un verano
sé que te amé más allá del río
y de los horarios.
En un rincón de este año
que no es igual al de ayer
me devolviste lo perdido
con tanta humildad
con tanto silencio
con tantos buenos días
sobre el desayuno.
En un rincón de este año
viví en tu poema
del cual no quiero salir
para qué
si era tan lindo?
el encuentro y la traición
las promesas
el sexo y los excesos
tus fobias.
Con cada puesta
el sol estaba más naranja
y no te dabas cuenta.
Luego
sin desear
y sin embargo deseando
conquistamos América
como dos libertadores
sin más brújulas
que sus rojas bocas rojas.
Nos fuimos con la pinta
de dos que se sabían
perdidos de antemano
sin levantar las cartas
ni los ojos.
En un rincón de este año
estuve yo
de tu mano.
En el otro tu pasado
asediándote
como el invierno
al verano.
en penitencia vaya a saber uno de qué
en un rincón de este año
te encontré.
Me elegiste a mí
y creí saberlo bien,
con dos o tres historias
te metiste en mis bolsillos
para nunca más salir.
En un rincón de este año
así de pequeño como mi ilusión
así de grande como mi soledad
perpetuaste mi nombre
tallado en madera
colgado en mi corazón
de tu mano, amor.
Y así pasaron
las horas
los días,
los meses,
consejera
de mis defectos
sé que me amaste un verano
sé que te amé más allá del río
y de los horarios.
En un rincón de este año
que no es igual al de ayer
me devolviste lo perdido
con tanta humildad
con tanto silencio
con tantos buenos días
sobre el desayuno.
En un rincón de este año
viví en tu poema
del cual no quiero salir
para qué
si era tan lindo?
el encuentro y la traición
las promesas
el sexo y los excesos
tus fobias.
Con cada puesta
el sol estaba más naranja
y no te dabas cuenta.
Luego
sin desear
y sin embargo deseando
conquistamos América
como dos libertadores
sin más brújulas
que sus rojas bocas rojas.
Nos fuimos con la pinta
de dos que se sabían
perdidos de antemano
sin levantar las cartas
ni los ojos.
En un rincón de este año
estuve yo
de tu mano.
En el otro tu pasado
asediándote
como el invierno
al verano.
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