Los amantes
son los únicos
que se
animan a desafiar al frío.
Sus cuerpos,
siempre desnudos,
son una
provocación constante.
Ante el frío
ellos juegan
caminan al
baño,
vuelven
andan
descalzos, rien...
Y allí,
en el medio de los dos,
existe una
primavera de Octubre.
No lo
sienten
no le temen
no necesitan
de bufandas
ni de
guantes
ni de
estufas.
Sus cuerpos se cubren,
de besos,
de abrazos,
se abrigan
con presagios
y mentiras
y de esa
manera
no sufren resfríos, ni escalofríos
no tiemblan,
- al menos -
no por las
bajas temperaturas.
Su lecho se
convierte en playa
y ellos
veranean en él
poniendo en jaque al invierno
cuando no hay más mate
que los de
la mañana siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
me parece que...